Sólo dependo de ti es un disco de estudio de la efímera y desaparecida banda pop venezolana 20/20. Fue editado en 1988 por Spi Discos y distribuido por CBS/Columbia. La dirección artística estuvo a cargo del músico Frank Quintero. El disco produjo el sencillo Dependo de ti el mismo año de su edición. Fue el único disco de 20/20 y no es difícil ver por qué.

Hubo cierta controversia en cuanto al origen de la banda, la cual fue acusada de ser un producto de laboratorio para capitalizar la popularidad de bandas alternativas y post-new-wave de la época (particularmente Soda Stereo, a la cual 20/20 emula desvergonzadamente), y este disco es evidencia de que los rumores son posiblemente ciertos.

Soso, sobreproducido, impersonal y radicalmente despegado de la realidad musical de Venezuela, es imposible saber qué demonios está pasando en este disco. Todo suena inexplicablemente inorgánico, foráneo y atemporal, como si un comité en 1982 compuso cada pista para complacer los resultados de una encuesta entre ejecutivos disqueros.

Es difícil saber quién está tocando qué incluso después de leer los créditos del disco, haciendo imposible conectar con los miembros de la banda, que vestidos de sobretodo en alguna carretera genérica y solitaria parecen diseñados para la exportación antes que el mercado local.

Discos como este fueron la razón por lo que las disqueras venezolanas implotaron a principios de los años 1990. Reproducir en vez de explotar el rico movimiento post-punk que se desarrolló en el país durante los años 1980 no fue una buena idea, y aunque desde el debut de Sentimiento Muerto en 1986 las disqueras empezaron a valorar el mercado alternativo, la movida fue tardía en un país a punto de explotar en llamas. Lo cual es lo que los temas de 20/20 debieron haber reflejado para lograr algún tipo de relevancia o permanencia o lo que sea.

Como en todo, incluso este disco tiene sus momentos. Un viento incierto, el último tema del disco, es lo suficientemente atmosférico para justificar una segunda escuchada si tan solo para disfrutar de Otmaro Ruiz ganándose su cheque. Pero como el resto del disco, uno no puede dejar de pensar que Soda Stereo la hubiese hecho mejor. Mucho mejor.